miércoles, 5 de febrero de 2014

10 cosas que los Museos NO están haciendo bien en Twitter

Los Museos poco a poco se incorporan a Twitter y cada vez son más "tuiteros", pero todavía hay muchas prácticas sobre las que seguir reflexionando. A continuación presentamos algunas de los errores más frecuentes en el uso de twitter, y los evaluamos con una escala de felicidad ^^.



1 – Decidir el propósito: ¿para qué están usando Twitter?

Constantemente estamos escuchando la importancia de las redes sociales y cómo estas pueden ser una herramienta estratégica en la comunicación de los museos. Estratégica, claro está, siempre que se use fijando unas metas y unos objetivos. Con el boom del social media, muchos Museos (la mayoría, diría) no han visto otra que abrirse una cuenta y empezar a tuitear, sin saber ni a quién se dirigen, ni sobre qué tuitear, ni qué pretenden conseguir. La planificación es la base de toda buena comunicación, y sin saber para qué se está utilizando algo, difícilmente lo vamos a usar bien.

El Museo Naval es un ejemplo de tener claros los objetivos. 

2 – Equivocar el público objetivo.

Tweeter es un canal muy amplio en el que se pueden encontrar a todos los públicos. Pero hay que tener muy claro que, aunque los jóvenes sean los usuarios mayoritarios de esta red, no sólo con tuitear ya nos estamos dirigiendo a un público joven. No saben cuántas veces he escuchado que gracias a redes sociales, tal o tal museo se está comunicando con los jóvenes, para luego tener un perfil generalista con información de actividades para todos los públicos y donde la edad media de los seguidores está seguramente por encima de los 30. No nos engañemos. No pasa nada por decidir dirigirnos a todos los públicos, o a un público específico, siempre que el contenido sea el demandado por ese público. En otras palabras, no pongan un anuncio sobre calceta en una revista de coches. Además, cuanto más dispersos son los contenidos, más difícil es mantener el interés de cada público.
A este propósito, aprovecho para destacar la iniciativa @MigrarEsCultura del @MuseodeAmerica, con la que se dirigen específicamente al público joven.

3 – No presentarse.

Tweeter tiene tropecientos millones de usuarios y no todos tienen por qué conocer el Museo, ni estar interesados en seguir a un museo. Pero sí que pueden estar interesados en los temas sobre los que tuitea o los contenidos que proporciona. Lo más indicado es configurar la biografía explicando quién se es, pero sobre todo, sobre qué se piensa tuitear (si es que ya se ha decidido). 


A diferencia del CAC Malaga, del que sólo sabemos que es un centro de Arte Contemporáneo, de la Fundación Mapfre Historia sabemos quienes son, pero también qué quieren y a quién se dirigen, ergo, porqué nos interesan.
Y que no haya miedo de poner “cara” a tu institución, porque nos gusta hablar con personas.
El MoMA es un Museo, pero detrás de él, hay una gran persona, Victor Samra.

Todos sabemos que Rodrigo de Burgos, entre otras cosas, lleva las redes sociales del Museo del Libro. Pero no lo sabemos por el perfil del @MuseodelLibro...

4 – No tuitear

Saber callar es una habilidad, pero callar durante semanas, no. La frecuencia de los Tweets depende del público o los objetivos, pero una buena regla básica está entre tres y cinco tweets al día.

Instituciones que pueden estar varios días sin tuitear, tranquilamente.

5 – Proporcionar la misma información que puede encontrarse en la página web

Cada medio es diferente y hay que saber adaptar los contenidos en consecuencia. Si los usuarios están interesados en las actividades del museo, irán a informarse a su página web, donde pueden encontrar toda la información, y de una manera más completa, clara y organizada. Efectivamente, es interesante mencionar de vez en cuando qué se trae el museo entre manos, pero hay otras más cosas que al público le pueden interesar. Lo mejor: crear tuits útiles, únicos o atractivos.
Algunos perfiles con los que podemos mantenernos informados de la actividad del museo... si es que para eso preferimos Twitter en vez de la página web.

6 -  Hablar sólo de uno mismo.

Promocionarse a uno mismo está bien, pero es mejor promocionar a los demás.
Aquí, el Guggenheim Bilbao, hablando consigo mismo.

7 – No interesarse por los demás.

A los museos les encanta que les pregunten, pero ¿cuántos preguntan? ¿cuántos inician las conversaciones? ¿cuántos hacen menciones, sin que les hayan mencionado antes?


8 – No participar en los TT

Participando en las tendencias de Twitter, se puede alcanzar nuevos públicos, interactuar en conversaciones globales y tratar nuevos temas.

9 – Dejar fotos programadas fotos.

Tuitear fotos está bien, pero hacerlo en tiempo real está mejor. Utilizar las herramientas de programación ayuda a organizarnos y a ahorrar tiempo, pero en nuestro time line, las fotos programadas no se despliegan, porque se enlazan con un servidor.

Este es el problema de programar las fotos... ¡Qué exigen un click más!

10 – Dejar la cuenta a manos de gente en prácticas.

Es fácil pensar que los becarios, por ser jóvenes (y nativos digitales), son los más indicados para llevar la cuenta. Y puede ser verdad, pero también es verdad que son los que trabajan el Museo los que tienen un conocimiento profundo y especializado capaz de generar contenidos interesantes. Y sobre todo, cuidado con la continuidad y con saber mantener la línea de comunicación (previamente fijada). 

Muchos de estos errores están relacionados con los hábitos, y ahí, hasta cierto punto, nos podríamos disculpar por la novedad de esta herramienta. Sin embargo, la falta de planificación, por la que no se tiene clara qué imagen se quiere construir, a qué publico dirigirse, qué objetivos se persiguen, no parece ser algo puntual, y es algo en lo que ponerse a trabajar antes de decidir qué hacer y cómo hacerlo en Twitter.

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